lunes, 21 de mayo de 2007

Diario de a bordo


Las preguntas me fascinan. Me encanta preguntarme cosas que se que no me puedo contestar. Creo que esto lo hacemos todos, para fantasear. Lo peor es que, como para todo hobbie, se necesitan unos mínimos. La condición necesaria en este caso es la imaginación, atributo del cual yo carezco, o, en el mejor de los casos, es comparable a la de una lombriz. De todos modos, yo sigo con mi afán vitalista de preguntarme cosas: ¿Tiene fín el universo? ¿Y final? ¿Qué se siente al ahogarse? ¿Cómo se conduce un fórmula uno? ¿Cuánto dinero es necesario para fabricar un arma? ¿Qué se siente al matar a alguien? ¿Y al ser matado? Así podría seguir hasta el infinito.

Pero hay cosas que me acosan de vez en cuando. Viene una pregunta, no me la puedo sacar de encima y fantaseo. "Vivo en un lugar caluroso, además de húmedo. A cada lado que miro todo parece hecho jirones. Casuchas destartaladas al pie de calles sin asfalto encintas del polvo que cubre el ambiente que respiramos. Respiramos porque no hay otra cosa que hacer, porque no puedo hacer otra cosa. Sin embargo me considero afortunado: tengo dos hermanos y tres hermanas, mis ancianos padres y mis tias maternas que vinieron a vivir a casa cuando el abuelo enfermó. Además mis primitos me adoran. Son muchos, y hay veces, cuando tengo hambre y hace calor, que no puedo recordar cuantos son. Sin embargo los quiero mucho. A todos. Compartimos casa"

"Cuando hace mucho calor voy al mar. Me acerco a la orilla para saborear la brisa. Todo está salpicado de barcas no muy lejos de mí. Algunas están tripuladas por hombres que se afanan en intentar arrancar al mar algún fruto de su vientre, pero es en vano. Hace tiempo que la pesca no da para vivir. Por eso lo dejé. Gastaba más dinero en el barco que lo que ganaba. No podía pagar la licencia y el poco pescado que conseguía reunir no daba para vivir. Me alegro de haber dejado la pesca, me da miedo el mar. He oído historias. Todos cuentan historias. Cuando se hace de noche y miro al mar veo los caminos trazados entre las olas que otros han seguido. Sin embargo, como se pierden en el horizonte, me dan miedo... Todos huyen. Unos llegan y otros no. ¿Qué debo hacer yo? ¿Debo subir al cayuco y arriesgarme por los míos? ¿Qué otra opción me queda?".

Seguro que subirá. Ahora coje la cartera, aparta los billetes y elige la reluciente moneda que ha de decidir el destino de uno de nosotros. Lánzala al aire. Salga lo que salga, el valor de su vida será el mismo. La moneda es el resumen.

Se pueden contar muchas historias de personajes que nos son interesantes. Ejemplos de superación, voluntad e inteligencia, admirados por sus heroicos actos. Hombres y mujeres insignes tocados con la varita mágica del destino para perdurar en la memoria de la humanidad. Sin embargo cada uno tiene su propia historia, su propio universo en el que gravitan todas esas pequeñas y grandes cosas que participan de nuestra vida. Y más allá de esto están las mil y una noches que quedan para que miles de almas cruzen sigilosamente el lago Estigia, escapando del Hades, para opositar a diplomado en Dignidad.

¿Qué se siente en un cayuco?

12 comentarios:

Isabel Burriel dijo...

¿Ves porque yo no paro de preguntarme? Y sobre esto lo hago muy a menudo. Se me antoja una de las mayores desgracias pero el ser humano es un estúpido y no es capaz de ver más allá de sus narices. Tengo entendido que hay peña que se va de vacaciones a Canarias a ver como llegan estos cayucos. Se puede ser más obsceno?

El amigo secreto dijo...

Se puede, interrogación, pero no creo que sea muy recomendable.

Miss Missing dijo...

Nunca podría contestar a la última pregunta que formulas. Podría decirte una retahíla de sensaciones, pero nunca sería la verdad. Y lo que comenta interrogación es increíble, una barbaridad... ¿acaso no tienen alma?

Insumisa dijo...

Depende, secreto amigo, depende de lo que hagas en el cayuco... si intentas pararte y hacer piruetas, seguro vas a dar al mar/río/lago/laguna/canal... si te recuestas en el fondo y te quedas dormido, seguro agarras un color tostado de miedo (si es de día) o te lleva la corriente hasta Nunca Jamás... ¡hay tantas posibilidades!
... por otra parte...¿quién te ha dicho que las lombrices no tienen imaginación?
¿Y qué otra cosa sino un triste cayuco en el Universo es este aporreado planeta al que llamamos Tierra?

Gwynette dijo...

Como que careces de imaginación?..vaya preguntas más inquietantes !. No tengo estas respuestas. Sorry. Quizás otr@s más espabilados que yo. sepan responderte...

Cariños de alcachofa

Pareidolia dijo...

Lo que se siente en un cayuco debe ser similar a lo que se padece durante unas turbulencias infinitas: Un salto al vacío
En cuanto lo que se siente al matar a alguien sólo sé que si se hace de forma premeditada se siente liberación de tensión y una ausencia total de arrepentimiento
Saludos

Kt. dijo...

¿Y dices que careces de imaginación?... Me reservo el derecho de dudar....
Ahora soy yo la que pregunta:
¿Que es un cayuco?
Besos amigo!

Belén dijo...

Me ha encantado!!!! seguire pasando por aqui!!! muchas gracias por presentarte...

Te mando mil besos!

Juan Tamenela dijo...

Supongo que en un cayuco se siente más que nada frio y no lo digo solo por la temperatura, sino por la soledad, y no lo digo por el número de personas que van en el sino por los que faltan.

Churra dijo...

.....miedo?
besos

"RigÄn" dijo...

falto de imaginación, pues no lo parece. de todas las maneras en los porques no es importantes la respuestas.
saluten

Lara dijo...

He llegado aquí por casualidad, pero me gusta el rincón, y tus preguntas. Pasaré más veces.
Un saludo.